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actuacion ante hemorragias

¿Cuál es el protocolo de actuación ante hemorragias?

Las hemorragias son unas de las emergencias más comunes en el día a día del sector sanitario y de las ambulancias. Por este motivo, desde Grup La Pau defendemos que una correcta actuación ante hemorragias es básica e imprescindible.

Para ello, es necesario conocer en qué consisten las hemorragias y los diferentes tipos que puede haber.

¿Qué es una hemorragia?

Una hemorragia consiste en la salida o derrame de sangre debido a la rotura de uno o varios vasos sanguíneos. Esta pérdida de sangre puede ocasionarse dentro o fuera del organismo y debe controlarse, ya que, según factores como la cantidad de sangre perdida o el ritmo de pérdida, puede pasar de ser algo muy leve a complicarse gravemente.

¿Cómo se clasifican las hemorragias?

En la actuación ante hemorragias es importante conocer de qué tipo de hemorragia se trata y dónde se localiza.

Si nos centramos en el vaso sanguíneo en cuestión, es decir, el vaso sanguíneo sangrante, podemos diferenciar tres tipos de hemorragias:

  1. Hemorragia capilar: Esta pérdida de sangre afecta a vasos superficiales que irrigan la piel. Se trata de un sangrado de poca relevancia, que suele cerrarse por sí mismo y está ocasionado generalmente por traumatismos. Este es un tipo de sangrado que normalmente genera hematomas.
  2. Hemorragia venosa: Se caracteriza por el color de la sangre perdida: rojo oscuro, puesto que no es sangre oxigenada. La hemorragia venosa es un sangrado continuo de más gravedad que la hemorragia capilar.
  3. Hemorragia arterial: En este caso, el volumen de sangrado es elevado y la sangre es de un color rojo brillante. La salida de sangre, por lo tanto, se caracteriza por su abundancia e intermitencia. Se trata de la hemorragia más difícil de controlar.

En cambio, si nos fijamos en la localización de la sangre, la clasificación es la siguiente:

  • Hemorragia interna: En este tipo de hemorragias la sangre no es visible, es decir, no fluye al exterior. Tampoco se observa el foco de sangrado, sino que la sangre se acumula en el interior, concretamente debajo de la piel o en una cavidad orgánica. Suele ser causada por fuertes traumatismos o golpes abdominales. Por ejemplo, en accidentes.
  • Hemorragia externa: Es una hemorragia en la que la sangre sí es visible y, además, se puede determinar el foco de sangrado. La sangre sale hacia el exterior a través de una herida. Este sería el caso, por ejemplo, de un corte visible.
  • Hemorragia exteriorizada: Es importante no confundirla con la hemorragia externa, anteriormente explicada. La hemorragia exteriorizada se caracteriza por el visible sangrado que presenta. Sin embargo, resulta imposible observar el foco de sangrado, ya que se encuentra en el interior del cuerpo. Algunos ejemplos de este tipo de hemorragias son el sangrado nasal o la hemorragia en el oído.

¿Cómo debe ser la actuación ante hemorragias?

La actuación ante hemorragias debe ser rápida y decidida, ya que si se trata de una hemorragia muy abundante puede provocar shock y complicaciones muy peligrosas.

Como indica el organismo Cruz Roja, es vital reconocer si se trata de una hemorragia leve, moderada o grave. Esto se basará en la cantidad de sangre perdida. Generalmente, un adulto cuenta con siete litros de sangre circulando por su cuerpo. En el momento en el que se pierden dos o más litros pasa a considerarse una hemorragia grave.

Otra cuestión relevante a tener en cuenta para una buena actuación ante hemorragias es conocer los signos de alarma que puede presentar el accidentado y que son una señal para contactar inmediatamente con el 112.  Estos síntomas de alarma son los siguientes:

  • Pulso rápido o taquicardia
  • Mareo o debilidad
  • Sudoración fría y palidez
  • Dificultad para respirar
  • Abdomen muy rígido

Una vez explicadas estas cuestiones, es el momento de conocer el protocolo de actuación ante hemorragias:

Actuación ante hemorragias externas

actuación ante hemorragias

  1. Si se trata de un caso grave o se perciben signos de alarma como los mencionados anteriormente, es necesario avisar rápidamente a los servicios de emergencia (112).
  2. Colocar a la persona accidentada en posición horizontal y tranquilizarlo. Si la lesión lo permite, es conveniente colocar las extremidades inferiores a un nivel superior que la cabeza.
  3. Localizar la hemorragia y su foco de origen, a veces puede quedar oculto bajo la ropa.
  4. Mediante gasas o compresas sanitarias presionar sobre el foco de la hemorragia. Esta acción debe durar 10 minutos para que el organismo pueda activar su sistema de coagulación.
  5. En el caso de que las gasas se empapen, es necesario retirarlas y colocar otras nuevas para seguir presionando.
  6. Una vez haya finalizado la hemorragia conviene seguir haciendo presión hasta que los servicios de emergencia lleguen.

¿Y el torniquete?

Este es un método que puede generar controversia en la actuación ante hemorragias. Es una técnica que puede resultar peligrosa ya que comporta el cese de toda la circulación sanguínea en la extremidad en cuestión. Esto significa una falta de oxigenación de los tejidos, que puede llevar a lesiones, gangrena o trombos, además del shock del torniquete.

Por este motivo, el uso del torniquete únicamente está indicado para hemorragias externas en extremidades, en las cuales las técnicas de compresión no han funcionado y el sangrado no ha cesado. También es habitual cuando hay más de una persona accidentada en situación de emergencia y una única persona en la actuación ante hemorragias.